¡Madrid bien!

 

¿Por qué es importante y necesario hablar sobre el Colegio Madrid hoy? El sustento ideológico de esta escuela va más allá que su fundación con manos del exilio republicano español. En las profundidades de la historia del Madrid se encuentran las reminiscencias de la Institución Libre de Enseñanza y un espacio necesario para el porvenir de la sociedad mexicano-española.

            *Quiero agradecer a Angelita Casanova, quien me ha hecho un apunte de suma pertinencia: el colegio que acompaña al Madrid y al Vives es la Academia Hispano-Mexicana*

La Institución Libre de Enseñanza (ILE) es un proyecto pedagógico español de finales del siglo XIX que alcanzó su mayor desarrollo durante los años de la Segunda República Española. Actores responsables del éxito de este proyecto fueron el filósofo alemán Karl Krause, el pedagogo Julián Sanz del Río, Leopoldo Alas (Clarín), la médico, científica, pedagoga y educadora María Montessori y sus ideas de la Escuela Nueva e incluso escritores de talla gallarda como Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno. La razón de ser de este cuerpo es el punto focal en el que se centra: el ser humano y su educación. Contraria y antitética a la concepción pragmática de la formación ilustrada y positiva, la ILE enfatiza en la constitución del sujeto educado y no particularmente en la transmisión de conocimientos. En su Filosofía de la educación, Richard Peters contrasta a la educación con el adiestramiento y le da a la primera el rasgo de edificación periódica en contraste con la segunda, cuyo único propósito es el moldeamiento de una forma que será útil para un fin externo; en este punto es donde la ILE enfatiza su carácter educativo y no exclusivamente formativo.

            Es menester mencionar que considero que la educación no es un proceso temporal y unilateral de transmisión de conocimientos; al contrario, la educación es más que una acción: educar es generar, desde ambos actores del proceso educativo (el educador y el educando), las bases para potenciar las capacidades que hacen a un hombre o mujer, un mejor ser humano.

            Fundado por exiliados republicanos españoles en 1941, el Colegio Madrid, al igual que el Instituto Luis Vives y la Academia Hispano-Mexicana, abrió sus puertas a los hijos de los refugiados de la Guerra Civil Española y, posteriormente, a niños y jóvenes de los exilios de Chile y Argentina. El colegio, nieto de la ILE, no nada más presume de las libertades que ejerce como poder llevar el pelo largo a la escuela, pantalones rotos de las rodillas, una camiseta de Pink Floyd o de Estopa, o bien, rezarle a cualquier dios posible sin que eso genere un problema dentro del colegio. El Madrid se fundó en México con la misma nostalgia con la que Don Quijote leía sus novelas de caballería, con la esperanza de que la semilla que no germinó completamente en la República, terminase de hacerlo al otro lado del Atlántico.

            La Institución Libre de Enseñanza nos recuerda que el respeto es un valor imprescindible para el proyecto del crecimiento del espíritu, que el amor tiene un porqué en las relaciones humanas y que la tolerancia es también posible en una sociedad a la que le urge pensar empáticamente.

            Es una obligación moral de todos los madrileños externar las bases que la ILE puede legarnos para nuestro contexto y que éstas encuentren una mejor manera de confluir con las demás maneras de pensar de nuestra realidad como sociedad plural.

            Pensar hoy en el Madrid es pensar en la tradición histórica que pudo generar la necesidad de repensar el fenómeno educativo, por lo tanto, las bases de la epistemología de la sociedad. La escuela no debe ser tomada a la ligera ya que ésta, junto con la familia, es la creadora de mentalidades y forjadora de ideas que, por supuesto, repercutirán en la historia del ser humano. La educación y la escuela son, por ello, una gran responsabilidad… ¡Madrid bien!

 

Josu Roldán Maliachi